"La gente no te engaña cuando la miras a los ojos o te da un abrazo llorando; hay sentimientos que no se pueden fingir"
Manolo Preciado
Hace ya dos años que el entrenador de origen santanderino nos dejó a causa de un infarto justo el día que se iba a anunciar su compromiso para entrenar por una temporada al Villareal C.F. Con este contrato Manolo Preciado iba a regresar al lugar en el que más feliz era, un banquillo de Primera División.
Nacido y criado en Santander, el fútbol siempre fue su gran pasión y llegó a debutar con el equipo de su ciudad, el Racing, del que posteriormente fue entrenador. Asturiano de adopción, su fuerte temperamento y su valentía le llevaron a superar todos los reveses que le planteó la vida y a asumir retos deportivos tan complicados como conseguir dos ascensos a la élite del fútbol español. El primero lo consiguió con el Levante en la temporada 03-04 y el segundo con el que a la postre sería el equipo de su vida, el Sporting De Gijón.
Manolo
Preciado hablaba claro, la honestidad era su principal seña de su identidad,
así como su carácter rebelde, una personalidad difícil de doblegar. Afable,
cordial, próximo y muy cercano a su afición, igual reconocía el valor de los
suyos que aseguraba estar “más quemado que la moto de un hippie”. Pocos
entrenadores han sido capaces de aglutinar en torno a su persona un caudal de
simpatía tan grande, como demuestra haber sido capaz de llorar, el día de su
destitución, junto al presidente esportinguista que había tomado tan difícil
decisión. Por esa cercanía en un mundo tan complicado, Manolo siempre será uno
de los nuestros.
Alberto García (@10Tucho)
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